jueves, 13 de julio de 2017

María Rosa Mística y el significado de las tres espadas y las tres rosas


La Virgen se apareció como María Rosa Mística en Montichiari, al norte de Italia, en el año 1947. En la primera aparición, ocurrida a Pierina Guilli –enfermera de oficio y nacida el 3 de agosto de 1911-, la Virgen “vestía túnica morada y cubría su cabeza con un velo blanco”, “su rostro denotaba tristeza” y “tenía el pecho atravesado por tres espadas”; corrían abundantes lágrimas por su rostro estaba triste, y sólo dijo tres palabras:   “Oración, Penitencia, Reparación”, para luego guardar silencio[1].
En la segunda aparición, ocurrida el domingo 13 de julio de 1947, la Madre de Dios se apareció nuevamente, esta vez, en el hospital. Según Pierina, “vestía de blanco”, pero ahora, en lugar de las tres espadas, llevaba en su pecho “tres rosas, blanca, roja y dorada”. Pierina le preguntó asombrada: “Por favor, dígame quién es usted”. Con una dulce sonrisa la señora le contestó: “Soy la Madre de Jesús y madre de todos vosotros”. Después de una pausa prosiguió: “Nuestro Señor me envió para implantar una nueva devoción Mariana en todos los institutos así masculinos como femeninos, en las comunidades religiosas y en todos los sacerdotes. Yo les prometo que si me veneran de esta manera especial, gozarán particularmente de mi protección, habrá un florecimiento de vocaciones religiosas. Deseo que el día 13 de cada mes se me consagre como día Mariano y los doce precedentes sirvan de preparación con oraciones especiales”. Siempre según Pierina, su rostro se iluminó con una inexplicable alegría y continuó: “En ese día derramaré sobreabundancia de gracias y santidad sobre quienes así me hubiesen honrado. Deseo que el 13 de julio de cada año sea dedicado en honor de Rosa Mística”[2].
¿Qué significan las espadas y las rosas?
En cuanto al significado de las tres espadas, podemos decir lo siguiente: la primera espada, significa la pérdida culpable de la vocación sacerdotal o religiosa; la segunda espada, la vida en pecado mortal de personas consagradas a Dios; la tercera espada, la traición de aquellas personas que al abandonar su vocación sacerdotal o religiosa, pierden también la fe y se convierten en enemigos de la iglesia. En relación al dolor que estas tres espadas le provocan a la Virgen –imaginemos su Inmaculado Corazón, vivo, latiendo, siendo atravesado por tres espadas filosísimas y que quedan allí enclavadas, mientras su Corazón sigue latiendo-, debemos considerar que este dolor está provocado, ante todo, por las personas consagradas que, o pierden su vocación, o viven en estado de pecado mortal, o bien apostatan de la Fe. Y esto es así porque si todo cristiano debe vivir siempre en estado de gracia, puesto que su cuerpo es “templo del Espíritu Santo” a partir del bautismo, una persona que ha consagrado su vida a Dios, por la vía de la vida religiosa, debe, además de vivir en estado permanente de gracia, procurar crecer cada vez más en la santidad, porque ése es el único camino para la unión con la Trinidad y para manifestar a los demás la hermosura de la vida consagrada, que es un anticipo de la vida beatífica en el cielo. Un consagrado que se habitúa a vivir en pecado mortal, contradice su misión en la tierra, además de predestinar su alma a la condenación eterna y esa es la razón del dolor que le provoca la primera espada a la Virgen. Sin embargo, la responsabilidad por el dolor de la Virgen no se limita a los consagrados, sino que se extiende también, en cierta medida, a todos los bautizados, porque por un lado, los laicos tienen el deber de caridad de orar por los consagrados, y por otro lado, también los laicos deben, como hemos dicho, vivir en gracia, con lo que, si viven en pecado mortal, también le provocan un dolor como el de una espada lacerante al Inmaculado Corazón de María.
Pero la Virgen se aparece también con tres rosas, que significan el consuelo y alivio que le provocan a su Inmaculado Corazón aquellos hijos suyos, sean laicos o consagrados, que buscan reparar y pedir perdón, tanto por los propios pecados, como los pecados de los consagrados. Es esto lo que significan las rosas, con sus distintos colores: la rosa blanca simboliza el espíritu de oración; la rosa roja, el espíritu de sacrificio (para reparar); la rosa dorada o amarilla, el espíritu de penitencia.
Por el significado de las espadas, el devoto de María Rosa Mística está entonces llamado a contemplar y meditar en los dolores de su Inmaculado Corazón, provocado por los consagrados infieles que pierden la vocación por propia culpa, que viven en pecado mortal, o que apostatan de la Fe y se convierten en enemigos de la Iglesia, aunque también están llamados a contemplar el dolor que le provocan los fieles laicos que traicionan su bautismo, profanando sus cuerpos, viviendo en pecado mortal y convirtiéndose también en enemigos de la Iglesia y apóstatas de la Fe.
Por el significado de las rosas, el devoto de María Rosa Mística está llamado a reparar, por los pecados propios y principalmente por los de los consagrados, por medio de la oración –ante todo, el Santo Rosario, la Adoración Eucarística y la Santa Misa, la más excelente de las oraciones-; por medio del sacrificio –mortificaciones activas y pasivas- y por medio de penitencias, como por ejemplo, ayunos, pero no solo de alimentos, sino ante todo, ayuno del mal. Es en esto en lo que consiste la esencia de la devoción para el alma que ama a María Rosa Mística.



[1] http://www.corazones.org/maria/rosa_mistica_apariciones.htm#significado de las tres espadas:
[2] Cfr. ibidem.

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