lunes, 21 de noviembre de 2016

La Presentación de la Virgen María


En este día se celebra la “dedicación” o consagración que la Virgen, desde muy pequeña, hizo de sí misma a Dios, ya que al Señor la Llena de gracia, la Inhabitada por el Espíritu Santo y la Inmaculada Concepción, no había en su mente otra Verdad que no fuera la de Dios y no había en su Corazón Purísimo otro amor que no fuera el Amor de Dios. Con esta consagración, realizada a los tres años de edad y en plena conciencia, la Virgen cumplía, desde muy pequeñita, el anhelo ardiente de su alma, el de vivir en el Amor de Dios, por Dios y para Dios. Según una tradición, basada en un evangelio apócrifo, la Niña María Virgen, al cumplir los tres años de edad, fue llevada al Templo por sus padres, Joaquín y Ana, para ser instruida, junto a otras doncellas y piadosas mujeres, en sus deberes para con Dios y para crecer en un ambiente de recogimiento, silencio, y profunda oración y adoración al Dios Verdadero[1].
Puesto que la Virgen era, desde su Inmaculada Concepción, el templo viviente del Espíritu de Dios y estaba destinada a ser el Tabernáculo Purísimo y el Sagrario y Custodia Viviente de Dios Hijo encarnado, su Presentación en el Templo no era otra cosa que el cumplimiento de la Voluntad de Dios Trino en su vida, ya que había sido elegida por Dios Padre, como hija predilecta suya, para ser Madre de Dios Hijo y Esposa de Dios Espíritu Santo, por cuyo poder divino habría de concebir virginalmente al Verbo de Dios.
Con su consagración, la Virgen se convierte así en modelo insuperable para toda alma que, habiendo sido elegida por la eternidad por el Amor de Dios para servirlo en la vida religiosa, decide ingresar en la misma apartándose del mundo y así dedicarse a una vida de oración, contemplación, amor y adoración a Dios Trino, manifestado en Cristo Jesús.
Pero además la Virgen es modelo para todo cristiano que, desde su condición de vida como laico que vive en el mundo “pero no es del mundo”, consagra su vida y su corazón a Dios y, de modo similar a la Virgen, convierte su cuerpo en templo del Espíritu Santo por la gracia santificante y su corazón en altar, sagrario y custodia viviente de Dios Hijo encarnado, que prolonga su Encarnación en la Eucaristía.



[1] https://www.ewtn.com/spanish/Saints/Presentaci%C3%B3n_de_la_Virgen_Mar%C3%ADa.htm

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