domingo, 15 de julio de 2012

Para librarnos de las penas del infierno, la Virgen María nos da el Escapulario del Carmen


El sentido primero y principal del Escapulario del Carmen es que el alma no se condene en el infierno, cuyas penas y dolores son relatados así por Santa María Faustina Kowalska (Diario 741, Las Penas del Infierno). “Hoy he estado en los abismos del infierno, conducida por un ángel. Es un lugar de grandes tormentos, ¡qué espantosamente grande es su extensión! Los tipos de tormentos que he visto: el primer tormento que constituye el infierno, es la pérdida de Dios; el segundo, el continuo remordimiento de conciencia; el tercero, aquel destino no cambiará jamás; el cuarto tormento, es el fuego que penetrará al alma, pero no la aniquilará, es un tormento terrible, es un fuego puramente espiritual, incendiado por la ira divina; el quinto tormento, es la oscuridad permanente, un horrible, sofocante olor; y a pesar de la oscuridad los demonios y las almas condenadas se ven mutuamente y ven todos el mal de los demás y el suyo; el sexto tormento, es la compañía continua de Satanás; el séptimo tormento, es una desesperación tremenda, el odio a Dios, las imprecaciones, las maldiciones, las blasfemias. Estos son los tormentos que todos los condenados padecen juntos, pero no es el fin de los tormentos. Hay tormentos particulares para distintas almas, que son los tormentos de los sentidos: cada alma es atormentada de modo tremendo e indescriptible con lo que ha pecado. Hay horribles calabozos, abismos de tormentos donde un tormento se diferencia del otro. Habría muerto a la vista de aquellas terribles torturas, si no me hubiera sostenido la omnipotencia de Dios. Que el pecador sepa: con el sentido que peca, con ese será atormentado por toda la eternidad. Lo escribo por orden de Dios para que ningún alma se excuse diciendo que el infierno no existe o que nadie estuvo allí ni sabe cómo es. Yo, Sor Faustina, por orden de Dios, estuve en los abismos del infierno para hablar a las almas y dar testimonio de que el infierno existe”. Para quien quiera evitar la pavorosa y dolorosísima realidad del infierno, y para quien quiera ser conducido luego a la contemplación feliz de la Trinidad por toda la eternidad, la Virgen María ofrece el inestimable don del Escapulario del Carmen. Además de llevarlo puesto todos los días, la condición para ganar el cielo y evitar el infierno es el compromiso y la determinación a “morir antes que pecar”, es decir, a vivir en gracia de Dios.

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